En el fútbol
base existen dos tipos de entrenadores; ENTRENADOR RESULTADISTA y el ENTRENADOR
FORMADOR.
El
entrenador resultadista que quiere
firmar el año que viene en un filial piensa que ascendiendo con su actual
equipo al final del año tendrá en su mesa una oferta de un importante club y
para ello trabaja, en busca de resultados, piensa en ganar a toda costa con los
valores que sean, positivos o negativos, el objetivo son los 3 puntos.
Para
este entrenador los sentimientos del jugador (del niño) tiene poca importancia,
de poco le vale la tercera desconvocatoria consecutiva de un chaval que no ha
faltado a ni un solo entrenamiento pero que no está bien dotado físicamente o
técnicamente o cada vez más tácticamente. De poco le vale digo porque lleva 3
victorias seguidas, y para él ese es el camino.
No se
para a pensar si sus futbolistas se divierten jugando al fútbol, porque no
tiene ningún escrúpulo en decir al central que no se la pase al medio centro,
no sea que pierda el balón en el centro del campo si no que la pegue arriba
para que el delantero se pegue con los centrales y cace un balón suelto y
enchufe.
Luego
está el otro entrenador, el formador, el que su objetivo no es otro que el de
formar futbolistas, intenta que el equipo trate bien el balón que se asocien
unos con otros, reparte minutos sin discriminar al menos hábil, al que peor
técnica tiene, al portero bajito o al delantero que no es veloz, busca que
todos se sientan partícipes de un equipo sin darle mucha importancia al
resultado final. Si se consigue ganar mejor porque durante la semana el jugador
(el niño) va a hablar durante toda la semana con su amigo del colegio de cómo
ganaron el sábado. Si por “suerte” ganan mejor porque el jugador (el niño) en
cuanto llegue a casa llamará por teléfono a su abuelo para contarle emocionado
que han ganado el partido, pero si esto no ocurre porque el rival ha sido mejor
los jugadores de este entrenador al entrenamiento siguiente irán con la máxima
ilusión y felicidad del mundo, al contrario que los del otro entrenador que
tras un partido donde el resultado fue negativo la frase de ánimo al entrar al
vestuario es: “EL MARTES CON ZAPATILLAS QUE VAIS A CORRER LO QUE NO HABÉIS
CORRIDO HOY”.
Curiosamente
estos dos entrenadores se cruzan en el último partido de liga, el equipo del
entrenador resultadista está a falta de un empate para proclamarse campeón de
liga y el conjunto del entrenador
formador situado en mitad de la tabla afronta la última jornada con la tristeza
de que la temporada se acaba pero con la alegría del año tan bonito que han
pasado y sabiendo que tras el partido, papás, jugadores y entrenadores van a
celebrar una comida de despedida.
¿Cuál
es el desenlace? Los jugadores (los niños) del entrenador resultadista no dan
pie con bola en todo el partido, tienen una presión tremenda y se tiran todo el
partido sufriendo viendo cómo no sólo no consiguen ese punto que les hace
campeones sino que encima su rival, que juega con alegría, felicidad, disfrutando
del último partido de liga van ganando sin tener nada en juego.
Finalmente
el entrenador obsesionado con ganar cueste lo que cueste en el partido de la
última jornada de liga se le escapa el campeonato aunque queda subcampeón y
ascienden de categoría, un logro que piensa servirá para recibir la oferta del
coordinador del club tan importante que estaba en la grada, pero su sorpresa es
que cuando fuerza encontrarse con esta persona, sacando tanto pecho que hasta
se le sale de la camisa ve como le ignora incluso escucha como le ofrece al
entrenador rival, al entrenador formador,
entrenar en un equipo de un club profesional, no sólo se marcha con esa
desilusión si no que se marcha a casa sin ser felicitado por nadie, porque no
todo vale para ganar.
Pasados
los años uno hace carrera en ese club tan importante y el otro sigue haciendo
fartleks en el parque de al lado de los campos de entrenamiento.
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